Manecillas, Capítulo 8

  08 Whitney se sentía culpable. La madre de Clark estaba en el hospital, y aún así su mente le daba vueltas al aparente rechazo que había s...

10/03/25

Manecillas, Capítulo 4

FEVER

04

Las siguientes semanas pasaron con relativa tranquilidad, al menos en la casa Fordman. Por otro lado y hasta donde Whitney sabía, la vida de Clark seguía tan patas arriba como siempre lo había hecho: su padre había sido arrestado y prontamente liberado al comprobarse su inocencia, Clark había metido la pata con Lana después de haberse besado con Chloe (quien en su defensa estaba siendo controlada por un parásito salido de las cuevas Kawatche) y había conseguido un trabajo en el talón para luego ser despedido en menos de dos semanas. 


Whitney se preguntaba cómo era posible que pudiera estar siempre en el lugar y momento correctos para salvar gente y aún así fuera incapaz de mantener una relación estable con una chica, a lo que Clark siempre se encogía de hombros y respondía: “Es complicado”. Era tan común, que a ese fenómeno Whitney lo había denominado “El especial Clark Kent”. Lo había llamado “El especial Kent” en un principio, pero ese nombre encerraba también al padre de Clark de forma indirecta, y este sí sabía cómo ser un hombre decente con su esposa.


Whitney había vuelto a trabajar en la tienda que era, o más bien había sido, de su padre. El tal Tom Parker del que su madre le había hablado, era un niño de no más de quince años que trabajaba allí los fines de semana y hablaba hasta por los codos.


Fuera de eso, su vida adoptó un aire rutinario, aunque esto no le molestaba en demasía. Le daba el tiempo suficiente para pensar en todas las complicadas emociones que habían salido a relucir el día que Clark lo rescató en el acantilado. Aún no tenía la valentía suficiente para ir a ver a un psicólogo, por lo que así se la pasaba todo el día, atendiendo el negocio una y otra vez, buscando zapatos de tallas raras para los clientes, mientras enmarañaba y desenmarañaba sus emociones..


Aunque por lógica, era cansado pensar en esos temas durante todo el día, tenía que ocupar su mente en otras cosas para desaburrirse. Culpó a este razonamiento del hecho de que pensaba en la vida amorosa de Clark muy seguido, uno de los tantos temas del que hablaban por teléfono.


La primera vez que llamó al celular de Clark, fue incómodo. Whitney no estaba seguro de qué podría tener en común con el chico granjero, pero considerando que el rubio no tenía muchos amigos últimamente, tomó la oferta que Clark le había hecho, y al final pasaron dos horas hablando sobre bandas de música.


Desde esa vez, Clark y Whitney hablaban casi a diario. Ya fuese por teléfono, o que Clark se diera una vuelta por la tienda de los Fordman cuando iba a hacer los mandados, siempre tenían una conversación. En ese tiempo, Whitney había descubierto que Clark era tan extraño como parecía, apareciendo siempre en escenas del crimen y fenómenos relacionados a la lluvia de meteoritos, aunque Clark siempre lo atribuía a que tenía que ayudar a Chloe con sus reportajes para el periodico escolar.


También aprendió que Clark era pésimo para cortejar a Lana pese a que Whitney ya les había dado su silenciosa bendición, que el chico tenía la risa más encantadora que había escuchado en su vida, y que Whitney odiaba lo mucho que Clark admiraba a Lex Luthor. Si Whitney tuviera tanto dinero como él, apuesto a que también podría lograr que Clark lo mirara con estrellitas en los ojos.


Ya eran cerca de las seis de la tarde y Whitney estaba haciendo el corte de caja, cuando escuchó un motor familiar estacionarse frente al establecimiento. No pudo evitar sonreír ante el sonido.


Whitney levantó la vista antes unos golpecitos en el vidrio de la puerta. Del otro lado estaba Clark, que preguntaba con los ojos si podía entrar. Whitney le hizo señas con el brazo para invitarlo a pasar. El rubio le había dicho numerosas veces que podía entrar cuando quisiera, pero aún así Clark siempre tocaba una vez que la puerta tenía puesto el cartel de cerrado.


—Hola Whit —le dijo mientras la campana de entrada sonaba al abrirse la puerta—. ¿Estás listo?


—Dame un segundo, ya casi termino.


Clark asintió y se sentó en una silla, junto a la caja registradora donde Whitney contaba el dinero. No dijo nada más, se limitó a sacar una libreta de su mochila y leer, probablemente apuntes de la escuela.


Así pasaron varios minutos, con Clark estudiando y Whitney a su lado contando monedas y usando la calculadora; era un silencio de lo más agradable. Durante mucho tiempo había pensado que Clark no era más que un aburrido nerd, pero conforme hablaban se dio cuenta de que en realidad Clark era una especie de fuerza calmante.


Con Lana, con sus amigos de la preparatoria, y en especial con su madre desde que su padre había muerto, sentía el deber de portarse como un modelo a seguir, el hombre designado a mostrar fortaleza en los momentos más difíciles. Mucho había ayudado que Clark lo había visto en su peor momento, pero cuando estaba cerca de él, no sentía el deseo imperativo de fingir ser alguien más. Podía existir como él mismo, y eso era suficiente.


—Listo —declaró Whitney mientras cerraba la caja—. Ya solo me cambio y vuelvo.


Se quitó el uniforme en el diminuto baño de la tienda para no perder más tiempo, y cuando salió ya tenía ropa casual y más cómoda. Luego de cerrar la tienda, partieron en la camioneta de los Kent.