06
En los siguientes días, Whitney no hizo más que leer La Antorcha en su tiempo libre. Era sorprendente lo entretenido que era un periódico escolar que, en primera instancia, había descartado como nada más que basura sensacionalista. Las columnas estaban atiborradas de sucesos extra-normales, pero ninguno sobre casos que Whitney o alguno de sus compañeros de preparatoria no hubiera experimentado de primera mano. Y para qué mentir, Chloe hacía magia con las palabras, que proporcionaban imágenes vívidas en inmersivas de cada caso. A Whitney no le hubiera molestado leer algún libro que ella escribiera.
Clark tenía una escritura menos pulida, pero también era bueno. Sus escritos no tenían un sentido tan fuerte de la narrativa literaria, pero tenían descripciones exactas y metódicas que pintaban escenas claras de lo que contaba, se tratara de una chica que succionaba la grasa de sus víctimas o un evento de calidad dirigido por los Luthor. Cuando menos se dio cuenta, ya solo le quedaba un periódico por leer.
En eso seguía cuando la hora de cerrar se acercaba, entonces la campanilla y un par de pasos anunció que personas entraban a la tienda.
—Bienvenido a Fordman’s —dijo con voz monótona, sin dejar de despegar los ojos de las páginas. Estaba leyendo un artículo sobre la misteriosa muerte de un estudiante que de la noche a la mañana se había convertido en un anciano, y la popular chica que había provocado todo.
—Vaya vaya Whitney, nunca hubiera imaginado que lo paranormal entrara en tu apetito lector —dijo una voz femenina. Tan pronto como Whitney identificó la voz, bajó el periódico y lo tapó con un codo.
—Chloe, hola —dijo Whitney, el calor subiendo a su cabeza en vano. La periodista ya había visto el periódico—. Pete —saludó con un movimiento de la cabeza.
—Es el artículo de Chrissy Parker —Pete le dijo a Chloe con voz animada. Whitney quería salir corriendo.
No le importaba que la gente en general supiera lo que estaba leyendo, pero alguien como Chloe, podría interpretarlo como el típico ex-jugador de fútbol que trataba de revivir sus días de gloria de forma vicaria. Nada podía ser más humillante.
Por suerte, si lo pensaba, Chloe no lo mostró. Se asomó por debajo del codo de Whitney y sonrió con suficiencia al ver el artículo.
—Uno de mis mejores trabajos, modestia aparte.
—Sí, es bastante bueno —Whitney dijo de forma casual. Chloe lo miró como si le hubiera crecido una segunda cabeza.
—Gracias —dijo con tono confuso, pero feliz, luego miró a Pete aun con autosuficiencia—. Parece que algunos jocks si pueden apreciar las temáticas que abordo en mis escritos.
Pete soltó un resoplido.
— A propósito ¿Qué tal sigue el equipo? —Whitney se dirgió esta vez a Pete. Del corto año en estuvieron jugaron fútbol juntos, recordaba que no era un mal jugador.
—Creo que llegaremos a las finales, aunque nos hace falta tu brazo —dijo Pete con tono amigable.
—Buena suerte entonces —dijo Whitney mientras retiraba el codo del mostrador—, ¿En qué les puedo ayudar?
—Venía a comprar un ratón para mi computadora.
—¿Alguna marca en específico?
—No, gracias, sé qué tengo en mente.
Pete miró a Whitney mientras se encogía de hombre, este en respuesta asintió con la cabeza. De cualquier modo, no es que el chico supiera mucho de tecnología para empezar. Mientras Chloe buscaba en el pasillo continuo, Pete y Whitney seguían discutiendo la temporada de futbol en la escuela, así como las oportunidades que tenían los Tiburones de Smallville para ganar el siguiente partido.
—¿Y dónde dejaron a Kent? —Whitney preguntó al cabo de un rato.
—Lo íbamos a invitar, pero no contesta las llamadas.
—¡Se lo pierde —gritó Chloe desde el otro pasillo—, mañana que se entere se va a arrepentir!
Whitney prefirió no darle muchas vueltas a ese último comentario. Hasta entonces no se había preguntado qué tanto les contaba Clark a sus amigos las conversaciones que tenían. ¿Sabían sobre la vez que Clark lo encontró borracho en la banca? ¿Sobre lo que pasó ese mismo día por la tarde? Esperaba que no, le gustaba creer que esos momentos eran solamente de ellos dos. O tal vez no. O sí, o lo que fuera menos raro.
Seguía pensando en la situación cuando Chloe y Pete se marcharon, pero fue interrumpido por el repiqueteo del teléfono.
—¿Whitney? —al otro lado de la línea, un Clark desanimado y jadeante hablaba.
—¿Todo bien?
—No. Estoy ahora en el hospital.
—¿Qué te…
—Yo estoy bien. Es mamá —respondió con voz temblorosa. Al fondo se podía escuchar lo que sonaba como al señor Kent, conversando con una mujer que le hablaba en términos médicos.
Clark le explicó que Martha Kent había colapsado en la cocina y la habían llevado a la sala de urgencias. Al parecer había inhalado una toxina muy peligrosa, pero los doctores no sabían todavía cuál era ni cómo tratarla. Martha estaba en condición crítica.
—Lo siento Clark —fue lo único que atinó a decir—. ¿Necesitas algo? Puedo llegar allí en un rato.
—Podemos manejarlo, no quiero importunar. Sólo llamé para escuchar… —Clark dijo, con tono indeciso— …una voz conocida. Es todo. Pero gracias.
—Claro, estoy aquí para lo que necesiten.
Clark se despidió en un apuro y colgó. Whitney se sintió inútil en ese momento. Ni siquiera pudo insistir en ir, porque en el fondo sabía que no podría aguantar hacer el recorrido hasta el hospital por culpa de su rodilla. Eso sin contar el tiempo que le tomaría caminar a conseguir cualquier cosa que los Kent necesitaran de urgencia dentro o fuera del hospital. Era en esos momentos cuando más extrañaba su viejo yo.
Lo único que le esperaba era esperar a que Martha Kent se sanará pronto. Sabía de antemano lo que podía conllevar una pérdida de ese tamaño.